Entre ayer y hoy, la vida me recordó algo que ya sabía, pero
que a veces olvido: mis sueños no pueden depender de nadie más que de mí.
Mis sueños no dependen de nadie más. Aprender de
otros, compartir ideas, trabajar en equipo… todo eso es maravilloso. Pero esperar
que alguien más me abra el camino o haga realidad mis sueños por mí, no.
A veces caigo en la trampa de pensar que si otra persona lo
hace por mí, será más rápido o mejor. Pero la verdad es que nadie puede
recorrer mi camino por mí.
Y sé que esto aplica en muchas áreas de la vida.
¿Cuántas veces me pregunto…?
🔹 ¿Cuándo se dará eso
que estoy esperando?
🔹
¿Cuándo se manifestará mi sueño?
🔹 ¿Cuándo llegará la felicidad que tanto anhelo?
Pero la verdadera pregunta es:
💡 ¿Qué puedo hacer yo
hoy para acercarme a lo que deseo?
Porque sanar también es una decisión que tomo cada día.
Sanar no es olvidar, no es borrar lo que viví, sino transformarlo. Es abrazar
mi historia sin que defina mi futuro. Es mirar al espejo y reconocer que el
amor propio es mi mayor acto de valentía.
Por mucho tiempo pensé que mi felicidad dependía de otros,
de ser aceptad@, de sentirme segur@ en manos ajenas. Pero hoy entiendo que mi
verdadera seguridad y plenitud nacen dentro de mí. Que cada paso que doy para
sanar mi historia es un paso hacia la libertad.
Ya no espero que alguien más me dé el permiso de ser feliz.
Lo tomo yo. Porque lo merezco. Porque me lo debo.
No más esperar. No más depender de lo externo. Adiós
trauma, hola autonomía.
Cuéntame, ¿en qué área de tu vida estás list@ para tomar las
riendas sin depender de nadie más? 💛
Comentarios
Publicar un comentario