Esta semana, al hablar sobre papá con mis hermanos, me di cuenta de algo que nunca había mirado tan de frente: Hay partes de la historia de mi papá que no conozco… y que hoy me hacen falta. No es que no tenga recuerdos con él. Claro que los tengo. Momentos compartidos, palabras, miradas, gestos suyos que se me quedaron grabados. Pero hay preguntas que no hice. Historias que no le pedí que me contara. Temas que no me importaban de joven y que ahora, en esta etapa de mi vida, me duelen por su ausencia. Quisiera saber más sobre lo que pensaba, lo que sentía, lo que lo conmovía. Cómo veía el amor, la vida, la muerte, los hijos, su propio pasado. Hay respuestas que nunca llegarán. Y aunque sé que no las tendré en esta vida, sé que siguen vivas, girando como preguntas en mi corazón. Tal vez un día, en otro plano, nos encontraremos de nuevo y nos daremos el tiempo de contarnos todo eso que se quedó volando. Por ahora, solo puedo mirarlo desde adentro. Y honrar la huella que dej...
Sobreviví a un trauma que dejó heridas invisibles. Hoy comparto el camino de sanación que me llevó a reencontrarme. Mi historia no es solo mía: es puente, es canal, es ofrenda.